Y se le ocurrió, entonces, pensar en que quizá la felicidad no sea el hecho de no estar triste, sino la incapacidad que tenemos para dejar de estarlo.
Que la soledad no es la ausencia de personas, sino lo lejos que estamos de nosotros mismos, encerrados en ese microclima que nos separa del mundo a pesar de estar rodeados de gente.
Que la nostalgia son los recuerdos que nos quedan de algunos momentos en los que fuimos felices ignorando que aquéllo no podría durar para siempre.
Que la persona perfecta no es la que menos defectos tiene, sino la que más efectos produce.
Y que todas esas ruinas no habían sido provocadas por los desastres, sino por la falta de prevención.
Quizá, si lograra comprender todo eso, le resultaría menos tediosa la tarea de mirar más allá de este agujero al que vuelve cada vez que sale para comprobar que allá afuera nadie le está esperando.
SÍGUEME EN
FACEBOOK:
BLOGGER:
TWITTER:
YOUTUBE;
DAILYMOTION:
No hay comentarios:
Publicar un comentario